jueves, 13 de agosto de 2009

La catedral del mar, de Ildefonso Falcones

Siglo XIV. La ciudad de Barcelona se tropieza con su momento de mayorprosperidad; ha crecido hacia el mar, el humilde barrio de los pescadores,que deciden construir, con el dinero de unos y el esfuerzo de otros, elmayor templo mariano jamás conocido: Santa María de la Mar. Unaconstrucción que es paralela a la azarosa historia de Arnau, un siervo dela tierra que huye de los abusos de su señor feudal y se refugia enBarcelona, donde se convierte en ciudadano y, con ello, en hombre libre.El joven Arnau trabaja como palafrenero, estibador, soldado y cambista.Una vida desde niño vivida al limite del trabajo, siempre al amparo de lacatedral de la Mar, que le iba a llevar a convertirse en un fugitivo a lanobleza y la riqueza. Pero con esta posición, a veces, privilegiada, lellega la envidia de sus congéneres, que urden una sórdida conjura que pone su vida en manos de la Inquisición de la que su propio hermano adoptivo, es uno de los acusadores.
La catedral del mar es una trama en la que se entrecruzan lealtad altemplo, la venganza, la felonía, la guerra y, como no, la peste, en unmundo marcado por la intolerancia religiosa, la ambición desmedida y lamarginación social. Todo ello convierte la historia en atractiva y con lafrancachela de las luces y sombras de la época feudal.Tal vez el lector versado, enemigo de los best-seller, se aproxime, o talvez no, con prejuicios a esta novela, que sus editores la han presentadojactanciosamente como “Los pilares de la tierra a la española”. Sinembargo, no creo engañarme al afirmar que en La catedral del mar cabe todo tipo de lector y que le atrape esta historia, que el autor ha sabidocontar con una destreza poco habitual incluso en autores experimentados.Ésta no es, ni mucho menos, una novela perfecta. De nota a veces que lefalta la tensión narrativa y el narrador es poco profundo, a veces pasa deun día a la jornada siguiente sin transición alguna, nada mas que unrenglón y medio y los personajes prosiguen sus diálogos de una noche, queun texto dramático puede dar mucho de sí, como si no hubiese un saltotemporal. Tampoco es alta literatura. Sin embargo, ya querrían muchas delas que se publican todos los años en España estar contadas con lahabilidad que demuestra su autor para captar al lector. Perohay ciertas muestras de ingenuidad: se cargan en exceso las tintas enalgunas escenas, se acentúan demasiado ciertos énfasis o no se resiste elautor a demostrarnos sus vastos conocimientos en cuestiones jurídicas, que en ocasiones llegan a resultar algo cargantes. En otras, sin embargo,constituyen uno de los mayores alicientes de la historia junto con sulograda recreación histórica. En cuanto al estilo, sorprende su pulcritud,su extrema corrección. No hay un estilo elaborado, ni barroco, ni siquierapersonal. Y le autor que narra fácil y sin complicarse la vida, se le notala falta de oficio.
Volviendo al argumento, no puede decirse que destaque por su gran originalidad. Se ha comparado a esta novela con "Los pilares de la Tierra" por su ambientación medieval, el mismo tono de culebrón, tener como fondo la construcción de un templo. El pérfido de los "Pilares" era también más adulterado que sus equivalentes catalanes. Eso no quiere decir que los personajes de la "Catedral" sean una maravilla en cuanto a profundidad psicológica, pero cumplen con su cometido.
Las diferentes narrativas que usa el autor están conformadas con cierta agilidad, pero con un estilo aséptico y en ocasiones gratuitamente denso, escasa profundidad intelectual y psicológica y con bastantes concesiones gratuitas a los estereotipos que emplea, en donde subyace un melodramatismo fácil. El desenlace, de más de cien páginas, resta un poco de tensión narrativa. La narración entretiene, es un libro par no iniciados en lo profundos caminos de la literatura, no se hace farragoso, tiene un ritmo de película épica americana, un tono melodramático y mucho de folletín. No es "alta literatura", pero entretiene y parece muy bien documentada. El autor reconoce que este texto antes de ser publicado, ha pasado por más de una docena de manos que lo han corregido. Se nota que se ha buscado lo más comercial, y no han fallado: saben lo que gusta al público. Pero aunque no sea totalmente mérito del autor sino de un trabajo "editorial", no está mal para pasar el verano... Esa es su finalidad; no le demos más vueltas...

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